Las sociedades se encuentran globalizadas hasta la médula, donde cualquier mal síntoma de las potencias afecta directamente la calidad de vida de millones de personas en todo el planeta.
No podemos caer en la ingenuidad de creer que aquellos que detentan el poder mundial están dispuestos siquiera a ponerlo en discusión, pero tampoco podemos soslayar lo importante que resultan las construcciones de procesos de paz y respeto.
Y es precisamente en esta línea donde creo que es importante el rol del Papa Francisco.
El Papa Francisco ha irrumpido como una nueva posibilidad para muchos sectores y su rol de Mediador en diferentes conflictos internacionales así lo demuestra.
Su visita a Medio Oriente oficiando un acercamiento entre Israel y Palestina o su intervención entre Estados Unidos y Cuba, abren nuevas esperanzas.
Y es precisamente en esta línea donde creo que es importante el rol del Papa Francisco.
El Papa Francisco ha irrumpido como una nueva posibilidad para muchos sectores y su rol de Mediador en diferentes conflictos internacionales así lo demuestra.
Su visita a Medio Oriente oficiando un acercamiento entre Israel y Palestina o su intervención entre Estados Unidos y Cuba, abren nuevas esperanzas.
El grado de ilusión que desprendan estas nuevas oportunidades, es muy subjetivo. Pero aún para el más pesimista, al menos hay algo nuevo.
Naciones Unidas ha demostrado que los objetivos de su carta muy lejos están de cumplirse.
Es momento de replantearse medidas alternativas a las resoluciones de los conflictos. Las potencias no siguen más que demostrando sus intervenciones interesadas, no humanitarias.
Saber cual será el resultado del trabajo del Papa Francisco, implica un grado de futurología.
En la historia otros Papas han oficiados como mediadores con resultados diversos.
El mundo necesita de nuevas propuestas superadoras. Siempre es bueno que surjan hechos o personas dispuestas honestamente a intentarlas.
Juan Halupka
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