miércoles, 25 de enero de 2017
Normalización
Desde la retórica dominante de los medios masivos, hay términos o palabras que se repiten, que se analizan, que se abordan desde una forma propagandística. Una de ellas es normalidad. Se toma a la normalidad como aquello que supuestamente es lo obvio, lo inmodificable, lo atribuible a una especie de mandato natural y divino. No importan las consecuencias derivadas de esa supuesta normalidad. Siempre pareciera ser mucho peor cualquier intento de quebrar, de romper con sus mandatos. Cuando uno ve quienes se apropian de la normalidad, no es muy complicado darse cuenta que aquellos que la defienden, son los mismos que nutren su vida, sus privilegios, su existencia, a partir de cooptar su significado. Las grandes conquistas sociales, han sido logradas precisamente a partir de quebrar esos status quo. Toda decisión económica está cargada de ideología. La economía es política. Y la política es la encargada de dar las batallas necesarias para que el orden natural de las cosas-según los dueños de esta normalidad- ( concentración de riqueza, aumento de la desigualdad, marginalidad social, desprotección previsional, etc) cambie. Permitir la normalidad del poder, no es más que aceptar sus condiciones. Vivimos en un mundo que produce cada vez más riqueza, pero que es incapaz de poder distribuirla. Cuando determinados derechos se privilegian por sobre otros, las consecuencias son evidentes. Vivimos en un mundo globalizado, donde la realidad, los derechos de las clases menos favorecidas pueden ser vulnerados por dueños de empresas que jamás han pisado el país donde sus medidas provocan resultados. Resultados medidos en términos de ganancia, no de humanidad, no de distribución equitativa. Analizar el déficit fiscal, las reservas, el endeudamiento, etc de un país, sin tomar en cuenta los niveles de pobreza, precarización laboral, desamparo previsional, desempleo, la ausencia del derecho a la salud o la inexistencia de la educación igualitaria, es decidir qué parámetros son los que interesan. Algunos podrán manifestar que unos son las consecuencia de los otros. Esto no siempre es así. La economía es fluctuante. Los contextos son cambiantes. Sin embargo el comer o no, el poder educarse o curarse son más que números. Plantear el tema desde la normalidad, en verdad no es mas que plantear que privilegios se ponen en discusión.
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